Es fácil diluir colores en el agua.
es fácil tapar con pintura las rallas y manchones que dejaste.
es fácil hacer como si nada paso y simplemente remover restos resecos de colores añejos.
cuando logras ese color que creíste adecuado, cuando sientes que por fin logras la tonalidad necesaria; llegaste a tu cometido.
pero si de pronto te das cuenta de que el color que querías, esa tonalidad que costo llegar a alcanzar, no era realmente la que necesitas. ¿que hacer?
si de pronto quieres pintar un muro lleno de recuerdos, de pronto las grietas descascaradas necesitan de tu mano, es tiempo de aplicar nuevos matices, entonces ¿que es lo primero que se debe hacer?
en el primer caso la regla nos dice que se debe bajar el tono y dejarlo lo mas neutro para no influir en el nuevo color a utilizar, por un motivo, el respeto a los colores pasados y los venideros.
en el segundo caso lo mejor es primero limpiar, remover todo resto de historias pasadas; y volviendo al primer caso neutralizando dicho muro, abriéndolo a nuevos matices.
y por fin cuando el muro ya se encuentra terminado, comienza el trabajo que requiere mayor dedicacion, la fase en que muchos pintores se quedan sentados en la vereda de las frustaciones, el momento en que matizas, donde integras, mezclas, combinas, donde tu punto final debe ser la armonia del todo.
¿tendrá algo que ver la pintura con las historias de las personas?
¿tendrá algo que ver la pintura con el amor?
¿tendrá cordura lo que acabo de escribir?